Carlos Castaneda dio a conocer publicamente, a traves de su serie de libros sobre “Las enseñanzas de Don Juan” y siguientes, primero sin mencionar, luego apenas indicandolo, y de un modo confuso (excepto en sus ultimos libros, “El lado activo del Infinito” y “La Rueda del Tiempo”) la Toltequidad o Toltecayotl, en lo que es conocido como el territorio del Anahuac, y su camino reservado.


El Toltecayotl es una filosofía que se originó en el México prehispánico, específicamente entre los pueblos nahuas, que se centraba en la búsqueda del conocimiento y la sabiduría. Se dice que los toltecas fueron una cultura precursora de los aztecas y que su influencia fue fundamental en la formación de la identidad cultural de Mesoamérica.

En cuanto a los libros de Carlos Castaneda, estos se centran en su experiencia personal con el chamán don Juan Matus, quien supuestamente era un heredero de la tradición tolteca, en una de sus tantas vertientes. Castaneda describe en sus libros los encuentros que tuvo con don Juan y los conocimientos que le fueron transmitidos a través de él, incluyendo técnicas de meditación, rituales, y enseñanzas sobre la conciencia y el universo.

La veracidad de las obras de Castaneda es objeto de controversia (existe lo que dice don Juan, lo que Castaneda entiende y hace, y luego todo el relleno literario inventado) y que muchos estudiosos cuestionan la autenticidad de su experiencia y la precisión de sus descripciones de la cultura tolteca.


Son varios los conceptos en los diferentes y consecutivos libros, y yo refiero a Guillermo Marin para un resumen unicamente de lo que dice don Juan, omitiendo lo que interpreta Carlos Castaneda, y por supuesto eliminando el relleno fantasioso y literario.


RELATOS DE PODER

La confianza del guerrero no es la confianza del hombre corriente. El hombre corriente busca la certeza en los ojos del espectador y llama a eso confianza en sí mismo. El guerrero busca la impecabilidad en sus propios ojos y llama a eso humildad. El hombre corriente está enganchado a sus semejantes, mientras que el guerrero sólo está enganchado al infinito.

Es el diálogo interno lo que ata a la gente al mundo cotidiano. El mundo es de tal y cual manera sólo porque nos decimos nosotros mismos que es de tal y cual manera. El pasaje al mundo de los chamanes se abre cuando el guerrero ha aprendido a parar su diálogo interno.

Nuestros semejantes son magos negros. Y quienquiera que esté con ellos es también un mago negro sin más. Piensa un momento. ¿Puedes desviarte de la senda que tus semejantes han trazado para ti? Mientras permaneces con ellos, tus acciones y pensamientos están fijados para siempre en sus términos. Eso es esclavitud. El guerrero, en cambio, está libre de todo eso. La libertad es cara, pero el precio no es imposible de pagar. Así que teme a tus captores, a tus amos. No desperdicies tu tiempo y tu poder en temer a la libertad.

Los seres humanos son perceptores, pero el mundo que perciben es una ilusión: una ilusión creada por la descripción que les contaron desde el momento mismo en que nacieron.

Así pues, el mundo que su razón quiere sostener es, en esencia, un mundo creado por una descripción que tiene reglas dogmáticas e inviolables, reglas que su razón aprende a aceptar y a defender.

Sólo como guerrero se puede soportar el camino del conocimiento. Un guerrero no puede quejarse ni lamentar nada. Su vida es un desafío interminable, y no hay modo de que los desafíos puedan ser buenos o malos. Los desafíos son simplemente desafíos.

El guerrero, como maestro, enseña tres técnicas a su pupilo para ayudarle a borrar su historia personal: perder la propia importancia personal, asumir la responsabilidad de los propios actos y utilizar a la muerte como consejera. Sin el efecto benéfico de estas tres técnicas, el borrar lahistoria personal le hace a uno furtivo, evasivo e innecesariamente dudoso de sí mismo y de sus acciones.

EL SEGUNDO ANILLO DE PODER

Un guerrero sabe que no puede cambiar y, sin embargo, se dedica a intentar cambiar, pese a todo. El guerrero jamás se decepciona cuando fracasa en cambiar. Ésa es la única ventaja que tiene un guerrero sobre el hombre corriente.

La única libertad que tienen los guerreros es la de comportarse impecablemente. Pero la impecabilidad no es sólo su única libertad, sino la única manera de enderezar la forma humana.

El núcleo de nuestro ser es el acto de percibir, y la magia de nuestro ser es el acto de serconscientes. La percepción y la conciencia constituyen una misma e inseparable unidad funcional.

EL DON DEL ÁGUILA

Lo recomendable para los guerreros es no tener cosas materiales en las que enfocar su poder, sino enfocarlo en el espíritu, en el verdadero vuelo a lo desconocido y no en trivialidades.

Todo el que quiera seguir el camino del guerrero ha de librarse de la compulsión de poseer cosas y de aferrarse a ellas. Cuando un guerrero deja de tener cualquier clase de expectativas, las acciones de la gente ya no le afectan. Una extraña paz se convierte en la fuerza que rige su vida. Ha adoptado uno de los conceptos de la vida del guerrero: el desapego.

Todas las facultades, posibilidades y logros del chamanismo, desde los más simples hasta los más asombrosos, se encuentran en el propio cuerpo humano.

Un guerrero no está nunca sitiado. Estar sitiado implica que uno tiene posesiones personales que defender. Un guerrero no tiene nada en el mundo salvo su impecabilidad, y la impecabilidad no puede ser amenazada.

El primer principio del arte de acechar es que los guerreros eligen su campo de batalla. Un guerrero jamás entra en batalla sin conocer antes el entorno.

Eliminar todo lo innecesario es el segundo principio del arte de acechar. Un guerrero no complica las cosas. Busca la sencillez. Aplica toda su concentración para decidir si entra o no en batalla, porque en cada batalla se juega la vida. Éste es el tercer principio del arte de acechar. Un guerrero debe estar dispuesto y preparado para realizar su última parada aquí y ahora. Pero no sin orden ni concierto.

Un guerrero se relaja y se suelta; no teme a nada. Sólo entonces los poderes que guían a los seres humanos abren el camino al guerrero y le auxilian. Sólo entonces. Éste es el cuarto principio del arte de acechar.

Cuando se enfrentan a una fuerza superior con la que no pueden lidiar, los guerreros se retiran por un momento. Dejan que sus pensamientos corran libremente. Se ocupan de otras cosas. Cualquier cosa puede servir. Éste es el quinto principio del arte de acechar.

Los guerreros comprimen el tiempo; éste es el sexto principio del arte de acechar. Hasta un solo instante cuenta. En una batalla por tu vida, un segundo es una eternidad, una eternidad que puede decidir la victoria. Los guerreros persiguen el éxito; por tanto, comprimen el tiempo. Los guerreros no desperdician ni un instante.

Para aplicar el séptimo principio del arte de acechar uno tiene que aplicar los otros seis: un acechador no se coloca nunca al frente. Está siempre observando desde detrás de la escena.

Aplicar estos principios produce tres resultados. El primero es que los acechadores aprenden a no tomarse nunca en serio: aprenden a reírse de sí mismos. Si no tienen miedo de hacer el ridículo, pueden ridiculizar a cualquiera. El segundo es que los acechadores aprenden a tener una paciencia inagotable. Los acechadores nunca tienen prisa, nunca se inquietan. Y el tercero es que losacechadores aprenden a tener una inagotable capacidad de improvisación.

EL FUEGO INTERNO

Uno no está completo sin tristeza ni añoranza, pues sin ellas no hay sobriedad, no hay gentileza. La sabiduría sin gentileza y el conocimiento sin sobriedad son inútiles.

El mayor enemigo del hombre es la importancia personal. Lo que lo debilita es sentirse ofendido por lo que hacen o dejan de hacer sus semejantes. La importancia personal requiere que uno pase la mayor parte de su vida ofendido por algo o alguien.

Nada puede templar mejor el espíritu de un guerrero que el desafío de tratar con personas imposibles que ocupan puestos de poder. Sólo en tales circunstancias pueden los guerreros adquirir la sobriedad y la serenidad necesarias para soportar la presión de lo que no se puede conocer.

Un guerrero maduro debe ser un dechado de disciplina con el fin de superar la casi invencible laxitud de nuestra condición humana. Más importante aún que ver es lo que los guerreros hacen con lo que ven.

La impecabilidad comienza con un solo acto, que tiene que ser premeditado, preciso y sostenido. Si este acto se repite durante el tiempo suficiente, uno adquiere un sentido de intento inflexible que puede aplicarse a cualquier cosa. Si esto se logra, el camino queda despejado. Así, una cosa lleva a la otra hasta que al fin el guerrero desarrolla todo su potencial.

Lo peor que podría ocurrirnos es tener que morir, y puesto que ése es ya nuestro destino inalterable, somos libres; quienes lo han perdido todo no tienen ya nada que temer.

EL CONOCIMIENTO SILENCIOSO

No es que un guerrero aprenda chamanismo con el paso del tiempo; lo que aprende con el paso del tiempo es, más bien, a ahorrar energía. Esa energía le permitirá manejar algunos de los campos de energía que normalmente le son inaccesibles. El chamanismo es un estado de conciencia, es la facultad de utilizar campos de energía que no se emplean al percibir el mundo cotidiano que conocemos.

El arte del acecho consiste en aprender todas las peculiaridades de tu disfraz, y aprenderlas tan bien que nadie sepa que estás disfrazado. Para conseguirlo, necesitas ser despiadado, astuto, paciente y dulce.

Ser despiadado no significa aspereza, astucia no significa crueldad, ser paciente no significa negligencia y ser dulce no significa estupidez.

Los guerreros actúan con un propósito ulterior que no tiene nada que ver con el provecho personal. El hombre corriente sólo actúa si hay posibilidad de ganancia. Los guerreros no actúan por ganancia, sino por el espíritu.El problema del hombre es que intuye sus recursos ocultos pero no se atreve a utilizarlos. Por eso dicen los guerreros que el problema del hombre es el contrapunto que crean su estupidez y su ignorancia. El hombre necesita ahora, más que nunca, que le enseñen nuevas ideas que tengan que ver exclusivamente con su mundo interior; ideas de chamanes, no ideas sociales; ideas relativas al enfrentamiento del hombre con lo desconocido, con su muerte personal. Ahora, más que nunca, necesita que le enseñen los secretos del punto de encaje.


El Dr. Guillermo Bonfil Batalla, en su obra México profundo, una civilización negada, dice (pág. 31): “Lo que importa subrayar es el hecho de que la milenaria presencia del hombre en el actual territorio mexicano produjo una civilización.”

El Dr. Miguel León Portilla, en su obra Toltecáyotl, aspectos de la cultura náhuatl, dentro del marco comparativo “desarrollo de las culturas con orígenes autónomos, señala que fue en el año 8000 A.C. cuando se inició la agricultura en Egipto y Mesopotamia; posteriormente, en el año 7000 A.C. se inició la agricultura en la India, China y en el Anáhuac.

De la Toltequidad existen dos áreas básicas: la del tonal y la del nagual. La primera corresponde al mundo conocido, el de la razón, el de las técnicas para “barrer la isla del tonal” con disciplina y, con un intento inflexible, sacar toda la basura que hemos acumulado a lo largo de la vida, fortaleciendo el cuerpo, decantando el espíritu y haciendo flexible nuestra razón; en síntesis, una tecnología para ser “ser humano” en nuestra realidad inmediata.

La segunda es la del mundo misterioso, desconocido y aterrador del nagual, al que no se puede llegar hasta no haber trabajado eficientemente el mundo del tonal. No existe ningún avance en el mundo del nagual que no esté sustentado en el tonal.


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